Mis ideas

Las palabras no siempre llegan dóciles.
A veces rozan el borde de lo indecible,
y se ocultan, como hace el silencio antes de una revelación.

Yo las persigo —no con la pericia de un artesano—
sino con la paciencia de quien sabe
que en cada intento algo permanece.

Escribo entre pausas y dudas,
pero no estoy solo.
La tecnología no dicta estos versos,
ni escribe en mi lugar.
Solo abre puertas.
Es faro, es eco, es puente hacia quienes —como tú—
buscan que las historias vibren más allá del papel.

Este sitio no es mío.
Es de todos los que, aún entre el vértigo de los días,
se atreven a sostener las palabras.

Aquí resuenan voces diversas:
la de Clarice Lispector, que indagó lo íntimo con filo y niebla,
la de Pessoa, múltiple y huidiza como un sueño,
la de Robert Walser, que convirtió la pequeñez en inmensidad,
y la de Borges, que hizo de los laberintos un hogar.

Ellos, tú, yo:
no buscamos la perfección,
buscamos que las historias no callen.

Que respiren.
Que atraviesen pantallas sin pedir permiso.
Que nos encuentren —incluso cuando no las buscamos—
y nos reúnan, al fin, en este lugar salvaje.

Galería

Mis pequeños avances combinando literatura y tecnología desde el año 2018